Como con los demás cuerpos celestes, los datos proporcionados por la tradición coinciden sorprendentemente con sus propiedades astrofísicas y características astronómicas (si bien el caso más claro lo representa Urano, pues es el único planeta de nuestro sistema solar cuyo polo norte apunta directamente al sol, es decir, se haya totalmente volcado sobre un costado, haciendo de él un planeta particular, excéntrico o extraño, coincidiendo con las significaciones que le fueron atribuidas desde su descubrimiento). Neptuno es el penúltimo planeta de nuestro sistema solar y, como Urano, cuenta con grandísimas placas de hielo o de agua congelada. Urano y Neptuno fueron considerados gemelos por los astrónomos (aparentemente, también por los sumerios) , pues ambos son azulosos debido al metano que acompaña el helio y el hidrógeno. Aunque ambos son particularmente clarividentes o gaseosos, Neptuno lo es mucho más, razón por la cual es catalogado por la teosofía como el planeta de los misterios. Después de todo, destaca en los nativos que experimentan múltiples alteraciones de la cognición o neurológicos que todavía la ciencia no ha podido explicar o que todavía resulta poco lo que se sabe de ellos y cómo remediarlo (v. gr. esquizofrenia, alucinaciones, etcétera). La mediumnidad, por ejemplo, o la capacidad mediúmnica de la que gozan algunos individuos, sería algo atribuido a la locura o la alucinación por parte de la ciencia oficial. En astrología constituye una facultad proporcionada por Neptuno o su signo y, cuando presenta una configuración accidentada en el mapa natal, se traduce o convierte en un problema para el individuo, es decir, en un trastorno severo, como lo es, entre otros, la esquizofrenia. La Mayo Clinic define la esquizofrenia así: “[…] es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal. La esquizofrenia puede provocar una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento, que afecta el funcionamiento diario y puede ser incapacitante”.

Representa, específicamente, el mundo más allá de la materia e, incluso, más allá de los elementos y de las moléculas. De hecho, no solamente el mundo atómico sino también el subatómico, allí donde se encuentran las partículas y, más allá de ellas, las cuerdas. De ahí la afamada teoría de cuerdas o String theory, una de las teorías del universo unificado (Unified Field Theory) que también Neptuno, conjuntamente con Urano, representaría. Es el planeta natural de la física o la mecánica cuántica, de la telepatía y de aquello en lo que el astrofísico Anton Zeilinger (Universidad de Viena) es pinero desde 1998: la teleportación (los intercambios de entrelazamiento cuántico constituyen la teleportación de un estado entrelazado). Concede entonces el idealismo que toca la divinidad, misticismo y todos los aspectos estéticos o perfectamente armoniosos de la vida, la inspiración, las condiciones para el estudio cuántico y, en muchas ocasiones, produce el genio físico teórico o el chamán o el clarividente de la signatura de Edgar Cayce, el célebre profeta dormido, como solía llamársele. Confiere también una poderosa imaginación, siempre dirigida a la vida superior del espíritu, intuición y predisposición a los estados de vigilia y la mediumnidad. De mal estado cósmico, sin embargo, inclina a la depravación en todas sus formas: enfermiza lujuria, alcoholismo, toxicomanía (drogadicción), tendencia al suicidio y a la locura. Según deducciones de autores modernos, Neptuno actúa, la mayoría de veces, de manera nefasta en el plano molecular, produciendo perturbaciones mentales. Ahora bien, cuando bien logrado, proporciona espiritualidad y la mística ansia por esferas elevadas, despertando la sensibilidad del presentimiento para sumergirnos en el destello del plano cuántico de la materia, cuyas fuerzas pueden llevar al individuo a las alturas de la “unión mística”, la vivencia de la más profunda unidad con la deidad o el universo (nirvana), pero también a los abismos de la criminalidad, la demencia y la enajenación mental, que es el riesgo de tales investigaciones (véase el caso del distinguido matemático John Nash, quien presenta tres planetas cognitivos en la región pisciana de su astrografía, e igualmente al dispositor del planeta que rige la región No. 9, Neptuno). Toda clase de huida de la realidad: estupefacientes, narcóticos, delirios y alucinaciones, ilusiones, devaneo, utopía carente, engaño, sueño, ensueño. Desde el punto de vista social, grandes artistas, muchas veces incomprendidos, pero el individuo genial al fin y al cabo, ya fuera artista o místico, aquel que domina el caos a través de la creación. pero también los traficantes de drogas y los drogadictos. También los golpes de Estado y las sediciones (conjuntamente con Urano). Físicamente, ejerce influencia sobre los fluidos nerviosos. Es particularmente endocrino y linfático y promueve las enfermedades mentales desconocidas.