Cambiar el nombre de este método o sistema de división de casas podría ponerle fin a más de uno de los prejuicios en su contra. ¿Cuáles son esos prejuicios? ¿Y qué nombre podemos dar al método?
¿Deberíamos cambiar el nombre del método Placidus?
noviembre 3, 2024
Autor: David Bustamante S.
Cambiar el nombre de este método o sistema de división de casas podría ponerle fin a más de uno de los prejuicios en su contra. ¿Cuáles son esos prejuicios? ¿Y qué nombre podemos dar al método?
Existen diferentes métodos o maneras a través de la cuales podemos o debemos dividir el horizonte según lo que deseamos ver o evaluar. Es cierto, sin embargo, que, si el practicante o el astrólogo pretende representar el cielo exactamente como aparece ante él a simple vista, habrá de emplear el método de medición de casas presentado o popularizado por un brillante monje benedictino, a saber, Placidus de Titis (Perugia, Italia, 1603-1668), quién también fuera profesor de matemáticas y de física, no solamente de astronomía y astrología. Si bien es cierto que no fue sino después de Placidus de Titis que la comunidad astrológica le dio siquiera la hora del día a dicho método, no es él su desarrollador original, sino Ptolomeo de Alejandría (siglo II de nuestra era), si bien Ptolomeo lo habría empleado para un fin distinto al de la erección astrográfica o la construcción del horóscopo: con el fin de determinar la duración de la vida del individuo nacido, técnica mejor conocida actualmente como direcciones primarias, pues sigue el movimiento primario del cielo. Casi a medio camino en la época de Ptolomeo y la de Placidus de Titis, Abraham ibn Ezra (1091-1166), un individuo particularmente inteligente en múltiples disciplinas, incluyendo, entre otros, la poesía, la gramática, la medicina y la astronomía, parece haber postulado el mismo método, inspirándose también en Ptolomeo.
A pesar de ello, se cree que este método es moderno [1] y que fue originalmente desarrollado por Placidus de Titis. Así, pues, parece claro que dos de los prejuicios más comunes contra esta modalidad de dividir el horizonte tienen su origen en el nombre que viste o lleva consigo. [2] Por supuesto, no propondríamos que deba llevar el nombre de Ptolomeo o de Ezra, sino el del mecanismo de acción que caracteriza la medición misma. El método Placidus de medición de casas se basa en la persecución o búsqueda de los tiempos ascensionales de los dos grados oblicuos intermedios después de haber conocido los del Ascendente y del Medio Cielo. En otras palabras, primero intenta olfatear, después rastrear y finalmente des-cubrir los dos grados exactos de la eclíptica que ocuparían esos dos puntos del horizonte local que consideramos las cúspides intermedias (o las dos líneas horarias del horizonte local que ocuparían los dos grados oblicuos antes mencionados), a saber, la cúspide de la duodécima casa y la de la undécima. Esto constituye, indiscutiblemente, una verdadera operación de cronometraje que va más allá del ejercicio también reiterativo que llevan a cabo tanto Alcabitius (siglo diez) como Koch (siglo veinte), pues se ocupan solo de los grados ascendiente (ASC) y culminante (MC), respectivamente, no del resto, a los que se les asigna un tercio de la cantidad de tiempo del ASC (Alcabitius) o del MC (Koch).
Aunque podemos preguntarnos (cuando no considerar obvio) por qué Alcabitius y Koch, a pesar de haber conocido la técnica de la duración de la vida de Ptolomeo y el movimiento primario [3] en el que se halla sustentada, tomaron distancia de una operación como la descrita anteriormente (es decir, por qué lo simplificarían de tal modo que no tengamos que ocuparnos con la medición del tiempo de más grados y del ejercicio reiterado que implica), obviaremos dicha parte del debate, tratada, no obstante, en uno de los apéndices del trabajo «La dilatación del tiempo y por qué la medición de Placidus de las regiones astrográficas es compatible con la teoría de la relatividad» (Bustamante, D. 26 de septiembre de 2024).
Este sumamente riguroso método de cronometraje (descrito en detalle tanto en el artículo referenciado como aquí, conjuntamente con los de Alcabitius y Koch) proporciona la evidencia necesaria para apoyar el hecho con base en el cual podemos considerar que una astrografía tiene trescientos sesenta (sub)ángulos y se compone de doce en lugar de cuatro, aun cuando cuatro sean los más importantes, relevantes o sensibles y nos refiramos al resto con otro nombre, no con el de ‘ángulo’. [4] Que un Estado de los Estados Unidos o un país del Reino Unido tenga cuatro fronteras, por ejemplo, no significa que las líneas que distinguen la jurisdicción de la policía y los jueces dentro del Estado o el país no sean relevantes. La relevancia de algunas líneas (cúspides) versus la relevancia de otras líneas (cúspides) puede resultar diferente en naturaleza (fin u objetivo). Que varíen en naturaleza, sin embargo, no les resta relevancia: definir o decidir, determinar o distinguir con claridad dónde comienza y dónde termina la jurisdicción de un planeta dentro de un cuadrante (como distinguimos dónde comienza y dónde termina la jurisdicción de un cuerpo policial o de una autoridad judicial basándonos también en líneas físicas). ¿Se extiende más allá de la décima casa si el grado de la eclíptica que ocupa está a cuatro o seis grados (del mismo signo) de la cúspide subsiguiente (como han enseñado Lilly, Morin y otros)? Si es así, ¿son realmente seis grados o son menos de seis grados? ¿O son más de seis grados? Esto decidirá si dicho planeta ejerce su influencia también sobre la casa que sigue (véase Morin de Villefranche), en cuyo caso los asuntos de la casa podrán considerarse afectados por un cuerpo celeste adicional, pues tendría derechos sobre dichos asuntos en virtud de la posición que ocupa dentro de la carta.
No continuaremos explorando ni presentando los matices de las implicaciones de esto que hemos descrito, al menos no más allá de lo necesario con el fin de justificar el título del artículo (el lector puede consultar en su lugar el acápite de las Referencias). Pretendemos considerar solamente la idea de cambiar el nombre con base en el cual reconocemos el método. Voto, pues, por eliminar el nombre del monje (Placidus de Titis) del método con el fin de ponerle un punto final a al menos dos de los varios prejuicios en su contra (que es moderno y que Placidus es su autor original). A continuación figuran como candidatos:
- El método tropical de división de casas
- El método estacional de división de casas
- El método de horas estacionales de división de casas
- El método multihorario de división de casas
También es posible denominarlo según el ejercicio que lo caracteriza, que es particularmente reiterativo, en lugar de según su finalidad (salvaguardar los tiempos ascensionales). Ahora bien, una entidad, un producto o cualquier cosa en particular, las organizaciones incluidas, deberían ser denominadas según aquello que los define o a lo cual aspiran (i.e. propósito). En cualquier caso, es posible que ninguna de las denominaciones presentadas anteriormente pueda considerarse que describa, simultáneamente, tanto el ejercicio como su finalidad:
- El método salvatiempos de división de casas
- El método de tiempos relativos de división de casas
- El método de tiempo propio [5] de división de casas
Notas
[1] La Edad Moderna comienza cuando termina la Edad Media (1500) y termina a principios de 1800, cuando comienza la Edad Contemporánea. Muchos historiadores estadounidenses consideran que la Edad Contemporánea comienza en el siglo veinte. Sin embargo, todos los historiadores están de acuerdo con que la época, no del método, sino de Placidus de Titis, corresponde a la Edad Moderna o al «período moderno temprano». El método, a su turno, hasta las épocas de Ezra (siglo XII) y de Ptolomeo (siglo II), es decir, hasta finales del periodo helenístico.
[2] Otro prejuicio lo es que es muy sofisticado. Se repite como si solamente la tecnología pudiera eximirnos de efectuar el ejercicio. Aunque la operación de cronometraje que caracteriza el método entraña una reiteración exhaustiva sobremanera, no es un ejercicio tan matemática como sí físico (salvo, claro está, todas las líneas horarias fueran establecidas o medidas matemáticamente, algoritmo aún por desarrollar), y podemos recurrir a la triangulación (no exactamente a la trigonometría) si no deseamos reiterar los ejercicios de búsqueda (o hacer menos ejercicios de búsqueda). Con el fin de comprender cuán cierto es lo anterior, el lector debe saber que las casas Placidus, cuando medidas por el software, no resultan tan precisas como las casas Placidus medidas manualmente. Sí, los softwares astrológicos redondean.
[3] Nuestra experiencia astronómica principal o primaria.
[4] Que hayamos medido o podamos medir trigonométricamente los cuatro ángulos no significa que los grados de la eclíptica que ocupan no posean también tiempos ascensionales y que no lo hayamos reflejado. Sírvase el lector de confirmar que estos grados siguen siendo los mismos en (casi) todos los sistemas de casas.
[5] El método de medición puede relacionarse con lo que, en física (relatividad), se conoce como tiempo propio. Este se refiere al tiempo medido por un observador en su propio marco de referencia, es decir, el tiempo registrado por un reloj con relación a otro reloj. No es sino el tiempo verdaderamente experimentado por un objeto medido por el reloj que se mueve o lleva consigo (el tiempo que mide depende del camino o la trayectoria que recorre). Véase este video. Véase también ecuación de tiempo.
References
Bates, Graham. (s.f.). «The Astronomy of the Houses». Urania Trust. Recuperado de: https://www.uraniatrust.org/astrology/astronomy-of-houses
Bustamante, David. (Septiembre de 2024). «The Astrological Delineation Procedure». The Mountain Astrologer, 232, págs. 76-83. También publicado en español por la revista de la Sociedad Española de Astrología: «El procedimiento de lectura astrológico», SPICA, 64, pp.93-111.
Bustamante, David. (26 de septiembre de 2024). «Time Dilation according to Tropical Astrology and Why the Placidus Measurement of Astrographic Regions is Compatible with Relativity Theory». DOI 10.5281/zenodo.13842058. Recuperado de: https://zenodo.org/records/13911295
Carroll, Sean. (2022). The Biggest Ideas in the Universe. Space, Time, and Motion. Dutton. Penguin Publishing Group. New York.
Chatham, Rhys. (2 de abril de 2021). “Placidus versus Alcabitius House System.” Rhys Redmond Chatham Astrology. Recuperado de: https://rhysastrology.fr/placidus-vs-alcabitius/
Forest, Steven. (2023). “Why I Use Placidus Houses.” Forest Astrology. Recuperado de: https://www.forrestastrology.com/blogs/astrology/why-i-use-placidus-houses
Holden, Ralph. (reimpreso, 2023). The Elements of House Division. Raven Dreams Press. Boulder, Colorado, USA.
Lilly, William. (1647, repr. 2004). Christian Astrology. Astrology Classics. Retranscrito, Deborah Houlding (1999).
Morin de Villefranche. (2004). Book 17: The Astrological Houses. American Federation of Astrologers (AFA). Arizona, USA.
Morin de Villefranche. (2008). Book 18: The Strengths of the Planets. American Federation of Astrologers (AFA). Arizona, USA.
Morin de Villefranche. (2008). Book 21: The Morinus System of Horoscope Interpretation. American Federation of Astrologers (AFA). Arizona, USA.
Ptolemy. (1940). Tetrabiblos. Loeb Classical Library. Harvard University Press. Boston, Massachussets. USA
Wackford, Michael. (1994, repr. 2006). “Placido and the semi-arc method of house division.” Skyscript. Recuperado de: https://www.skyscript.co.uk/placido.html