¿Conoces la progresión natural de la carta natal con base en un ritmo de siete años de vida por casa? Con base en ello, Cristoff logró hacer decenas de avisos y predicciones.
Mi posición sobre los dos grandes modelos de carta: cuadrante y no cuadrante
junio 5, 2024
Autor: David Bustamante S.
Conozca la diferencia entre un sistema de casas cuadrante y no cuadrante en astrología según Bustamante Segovia, de la Academia de Astrología SAGITTARIUS.
A) Introducción. En términos generales, distinguimos entre (a) un gran sistema de casas conocido como “de cuadrantes” o “cuadrantista”, del cual se desprenden diferentes cálculos o subsistemas de casas cuadrantes (Regiomontanus, Koch, Placidus, Polich-Page), y (b) un sistema no cuadrante, dentro del cual figura el modelo de casas ahora en boga llamado o denominado “signos enteros”. En este modelo utilizamos los doce signos zodiacales o segmentos de nuestra eclíptica como casas (entiéndase «casa» como la división del espacio relativo a la superficie terrestre en función del tiempo). En un modelo de signos enteros, casa y signo no se distinguen como en un modelo de cuadrantes, ya que en este último empelamos dos planos astrográficos, uno relativo al cielo (Zodíaco o eclíptica), otro relativo a la Tierra (husos horarios, en caso de que utilicemos el cálculo de cuadrantes que conocemos como Placidus, compatible o coherente con la teoría de la relatividad de Einstein por su profunda base u orientación espaciotemporal).
B) Distinción. ¿Cuál es la distinción fundamental o principal entre un sistema de cuadrantes y un sistema de casas no cuadrantes? Un sistema de casas cuadrantes hace referencia al uso o reconocimiento de un plano distinto al de la eclíptica o del Zodíaco y, en consecuencia, establece lo que las matemáticas geométricas llaman círculos máximos. Estos dos grandes círculos (uno que va de este a oeste o de izquierda a derecha, y otro que cruza por encima de nuestra cabeza y por debajo de nuestros pies, de norte a sur, o viceversa), dividen la esfera en cuatro porciones o rebanadas separadas, de lo cual sigue la necesidad de distinguir las rebanadas o segmentos intermedios (casas) dentro de aquellas, es decir, las casas o regiones contenidas o atrapadas entre cada uno de los cuatro picos o ángulos del mapa natal con el fin de poder determinar también los grados eclípticos específicos de ellas (es decir, el grado de la eclíptica que interseca estos segmentos espaciotemporales).
Aunque una carta de signos enteros distingue el grado exacto del ASC y del MC, estos NO constituyen cúspides de casas, ya que cualquier planeta por encima del horizonte puede seguir considerándose alojado en la Casa 1 (si ocupa el signo ascendiente o naciente), así como cualquier planeta por debajo del horizonte puede seguir considerándose alojado en la Casa 7 (si ocupa el signo de la puesta). El grado exacto de las doce regiones del lugar de la Tierra en el que se ha nacido es necesario distinguirlo a los fines de determinar la zona de influencia específica de todos los planetas de la carta, es decir, a lo largo de las zonas o regiones situadas más allá de los cuatro ángulos, sobre todo si el acontecimiento que inspira la carta tuvo lugar lejos del ecuador.
De ahí que podamos hablar de un sistema que prescinde de casas o que se centra en simplificar o sobresimplificar sobremanera una astrografía (sobre todo si se carece de un software y la mayoría de los nacimientos se producen cerca del ecuador, como ocurría en la antigüedad).
C) Implicación. Debido a que el modelo de cuadrantes más astronómicamente exacto hasta la fecha se sustenta en lo husos horarios, le es posible distinguir una astrografía de otra cada cuatro minutos en promedio (todas las cúspides de casas mudarán de grado eclíptico cada cuatro minutos en promedio, no solamente el ASC y MC, lo que significa que el margen de influencia o poder de un planeta sobre una casa o región específica del mapa natal puede aumentar o disminuir de una carta a otra en solamente cuatro minutos de diferencia), o cada diez minutos si tomáramos en consideración las duodenarias, mejor conocidas según su término original en griego (dodekatemoria).
D) Incompatibilidad. Si prescindiéramos de un sistema de casas cuadrantes (no necesariamente Placidus, sino cualquiera de los últimos desarrollados), y utilizáramos, en vez, los signos zodiacales como casas astronómicas, toda astrografía permanecerá igual durante dos horas en promedio (a veces más, a veces menos, dependiendo de la latitud). Esto, entonces, al menos desde el punto de vista astrográfico, no permite distinguir o establecer distinciones suficientes y/o significativas entre todas las astrografías producidas o generables dentro de dicho margen, y hace al modelo impreciso o incompatible con hechos comprobados sobre el genoma humano y otros acontecimientos, no solo el nacimiento.
E) Poder explicativo. Si la astrología, especialmente la natal, pretende arrogarse con la facultad de explicar la realidad del ser humano y/o el mundo en que vive, ¿por qué utilizaría una herramienta o cálculo que traiciona o falsifica la realidad, es decir, que ignora u omite hechos, a saber, tanto la exclusividad de cada persona como la existencia de husos horarios?, sobre todo cuando, a diferencia de la antigüedad, la tasa de mortalidad de los nacidos ha mejorado considerablemente.
F) Contexto antiguo versus contexto moderno. Entendemos el respeto que quienes se consideran “tradicionalistas helenísticos” le guardan a la sabiduría antigua, pero, de la misma manera en que reconocemos el error de un genio de la talla de Aristóteles con relación al átomo (mientras podemos seguir honrando o practicando su trabajo en ética y en lógica) gracias a las herramientas de medición y observación de la materia en el presente, debemos reconocer el error de los antiguos al prescindir de un sistema de domificación más riguroso debido a la insuficiencia de las herramientas de medición y observación de la época para calcular con exactitud las casas con base en el tiempo o, incluso, la necesidad de hacerlo (solamente cuando comprendemos la teoría de la relatividad de Einstein comprendemos la importancia de esto). Es decir, aun suponiendo que disponían de las herramientas para distinguir cúspides intermedias con base en un cálculo espaciotemporal, ¿para qué molestarse con ello cuando, a diferencia de hoy, (i) no nacen tantos cada dos horas todos los días del año (ii) cerca del ecuador y muchísimo menos lejos del mismo (donde más importante se vuelven las cúspides), (iii) dilatando sobremanera el tiempo que demora levantar manualmente un mapa celeste ante la ausencia de un software?
G) Conclusión. Esta es la razón por la que considero el uso de signos como casas un ejercicio contrario tanto a la experiencia como a la razón. Pienso también que todo aquel que desee explicar con un grado de exactitud razonable la realidad de un evento producido en la Tierra, habrá de utilizar dos planos, el eclíptico (o Zodiaco), y las casas (según su acepción astronómica, no figurada), pues solo ello podría reflejar cabalmente la realidad del asunto o tema siendo investigado. Después de todo, no dispone el ser humano ni ninguna otra especie de la Tierra de un cuerpo solamente o de un espíritu solamente, sino de ambas cosas, cuerpo y espíritu. Mientras el Zodiaco o la eclíptica representa el alma o nuestra esencia, las casas o regiones, a su turno, el cuerpo o la materia, y es el encuentro entre cielo y Tierra o la intersección de ambos planos lo que describe nuestras condiciones de vida en el planeta (i.e. cada planeta tiene su propia eclíptica y su propio número de casas con base en la velocidad de su eje de su rotación y el grado de inclinación axial simultáneamente).