Learn the natural progression of the birthchart on the basis of a seven-year rhythm per house. It is how a Bulgarian-Uruguayan astrologer managed to make dozens of warnings and predictions.
Todos los seres humanos somos 99,9% genéticamente idénticos, lo que explica por qué todo ser humano cuenta con el mismo número de miembros, ojos y dedos. El 0,1% constituye nuestra secuencia genética específica y es esta la que nos distingue entre sí, al igual que en una carta natal nos distingue el arreglo específico de signos, Casas y planetas que cada persona presenta, dando lugar a no menos de 7.200 combinaciones posibles. En este sentido, describirnos según el signo solar o lunar, por ejemplo, común a decenas de miles de personas, carece de validez, y es la razón por la cual debemos independizarnos de las interpretaciones de receta contenidas en la inmensa mayoría de la literatura astrológica (no solamente moderna), observando con detenimiento cada uno de los emplazamientos compuestos de la astrografía del individuo. Después de todo, a todos nos alcanza la influencia de los mismos signos y los mismos cuerpos celestes, pues todos hemos nacido en el mismo planeta, la Tierra. Habremos de distinguir la dosis que de cada signos hemos recibido según la Casa sobre la cual se cierne y los planetas que a través de ellos cobran voz. En suma, cuál es el lugar específico de cada signo y cada planeta ocupa en nuestro mapa celeste. Decía el astrólogo uruguayo Cristo Cristoff Naumova, mejor conocido como Boris Cristoff:
“En realidad, todos los signos definen a un nativo. Son los astros y aspectos quienes hacen unos signos más importantes que otro para dicho nativo. Todos poseemos cualidades de cada signo: todos tenemos algo de individualistas pionero (Aries), de materialistas posesivos (Tauro), de sociables adaptable (Géminis) o de humanistas sensibles (Cáncer), etcétera. Esas son nuestras cualidades terráqueas que se nos incrustan como a los vegetales que se componen todos de los mismos elementos. La diferencia descansa en la preeminencia de unos sobre otros, no en su exclusión lisa y llana.” (1989). La predicción astrológica por el sistema a de la PROLUNA y sus derivados. KIER. Buenos Aires. pág. 180
La síntesis astrológica de la que MORIN fue precursor en 1661 y WEISS bautizó en 1926, seguido de ZOLTAN MASON en 1974, constituye un imperativo no solamente procedimental sino también ético.