Learn the natural progression of the birthchart on the basis of a seven-year rhythm per house. It is how a Bulgarian-Uruguayan astrologer managed to make dozens of warnings and predictions.
● El hombre científico es consciente del tipo de experimentación a la que debe o puede someter un fenómeno observable, mas no sin primero comprender el fenómeno. Hacer lo contrario sería como jugar a ser un ingeniero que pretende medir todas las superficies del mismo modo sobre un plano de proyección, dimensiones de la Tierra incluida, permitiendo entrever desconocimiento o incomprensión topográfica. A propósito de algunas superficies (v. gr. curvas), el experto habrá de triangular, ingresando al mundo de la geodesia. En nuestro oficio sucede igual cuando del ejercicio interpretativo se trata: habremos de tejer los hilos del mapa hasta conformar la figura interpretable, o de unir sus grafemas hasta conformar la palabra inteligible. ● Cuando de los sistemas de casas se trata, debemos reconocer qué pretendemos estudiar (ser humano) y qué planeta habita (Tierra). Estas variables deciden o establecen la complejidad de nuestro objeto de estudio. Así, pues, dos (2) realidades de índole física y una (1) de índole genética nos imponen la necesidad de utilizar un sistema de casas, entendiéndose este como un plano distinto al eclíptico (Zodiaco o signos). ● También debemos ser conscientes de la forma o manera en que uno u otro sistema o modelo podría violar uno o más principios de la física y/o de la especie humana.
PRIMER ARGUMENTO – LA FÍSICA
Es apenas lógico que, al todos tener el planeta Tierra como sede de nuestro nacimiento, no Marte o el sol, ni Venus ni la luna, sea esta, la Tierra, el punto de partida o de vista a propósito de cualquier análisis cuyo origen se haya producido en la Tierra. Esto justifica tanto el uso de un Zodiaco tropical, no sideral, a los fines de estudiar el ser humano encarnado, como el de un sistema de casas fundamentado en los husos horarios.
Si aceptamos la idea según la cual nos hallamos constituidos de dos entidades, un cuerpo y un espíritu, debemos aceptar la idea de la encarnación, es decir, aquella según la cual una entidad abstracta ha ingresado en la materia o en un cuerpo concreto. Así, pues, mientras el plano celeste (Zodiaco o eclíptica) refleja u ofrece información sobre la condición espiritual del ser humano, el plano terrestre (círculos máximos: horizonte y meridiano) refleja u ofrece información sobre la condición sociopolítica o terrícola de dicho organismo. Mientras lo primero (cielo) describe el alma o el espíritu, lo segundo (Tierra), el cuerpo. En otras palabras, solamente una astrografía constituida de ambos planos puede reflejar las tendencias del ser humano encarnado (i.e., del terrícola). Después de todo, el modelo o continuo que conocemos como espacio-tiempo constituye el plano matemático a través del cual representamos todos los fenómenos físicos que se producen en el universo, no solamente el espacio ni solamente el tiempo.
Explica Chris Brennan (2017, pág. 332):
“Según Porfirio, algunos astrólogos consideraron que el alma ingresaba al cuerpo a través de una corriente o portalcósmico asociado con el Ascendente durante el nacimiento [1]. Ciertamente, Antíoco sostiene que el marcador de la hora representa ‘la entrada a la vida física’ («tēs zōēs eisodos»)[2], lo que resulta quizá adecuado o congruente simbólicamente, pues el grado del Ascendente constituye el punto de la carta natal donde el cielo se encuentracon la Tierra. De esto se seguiría entonces que es el punto a través del cual el alma ingresa al mundo material.”
SEGUNDO ARGUMENTO – LA DIVERSIDAD HUMANA (ADN)
Está claro que, al menos a partir del siglo XX, en un margen de dos horas en el mismo lugar y en la misma fecha pueden producirse poco más de veinte nacimientos. ¿Cómo pretende, por ejemplo, un modelo de signos enteros, que no refleja sino solamente una o dos distinciones cada dos horas en promedio, describir a estos diez, quince o veinte nativos? (Un modelo de cuadrantes como Placidus reflejaría un cambio cada cuatro minutos en promedio, para un total de 30 distinciones en dos horas; o uno cada diez minutos en promedio, si utilizamos las duodenarias, para un total de 12 distinciones en dos horas.) Es en este sentido que un modelo o sistema de casas se encuentra obligado a reflejar lo que en otras publicaciones hemos denominado “heterogeneidad”. De la heterogeneidad hace parte, entre otras cosas, la capacidad de un sistema de casas para reflejar la influencia de más de un signo zodiacal o segmento de la eclíptica sobre una misma casa, enriqueciendo la descripción de la misma [3], en lugar de hacerla universal a un número considerable de personas.
¿Cómo podría el modelo de signos enteros, por ejemplo, el que utiliza los signos zodiacales como casas, no solamente como signos, describir el rostro o la apariencia de seis nacidos en un margen de dos horas en el mismo lugar en la misma fecha? Si, al utilizar un modelo de signos enteros, no se ha producido ningún cambio en 90 minutos, dicho modelo estará diciéndonos que, desde el punto de vista astrológico, cualquiera haya sido el número de nacidos en dicho margen de tiempo, todos tendrán un rostro idéntico. Si bien es cierto que factores medioambientales (v.gr., etnia) pueden contribuir a la descripción, un modelo de cuadrantes como Placidus o Polich-Page podrá contribuir todavía más o todavía mejor a esa descripción sin necesidad de apelar a variables medioambientales o a muy pocas, ya que reflejará cómo variables adicionales a las de un único signo (cernido sobre la casa en cuestión) participan de dicha casa (casa relativa al rostro, la apariencia, la constitución física y la personalidad).
David Bustamante S. – 12:03 p.m.
San Juan, Puerto Rico
22 de febrero de 2024
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[1] Porfirio, A Gauro, sobre cómo las almas encarnan los embriones (16: 5).
[2] Antíoco, Resumen, 24 (CCAG, 8, 3, pág. 117: 1-2), trad. Schmidt, R. (2009), Definiciones y cimientos, pág. 305.
[3] El ejemplo de heterogeneidad aquí referido se haya descrito en Morin como “mixture”, según la traducción de Baldwin, en Book 21 (pág. 91). Los árabes hicieron referencia a ello igualmente e, incluso, a la epigenética (antes de que este término fuera acuñado), pero, repetimos: al utilizar, por ejemplo, los signos zodiacales como casas, además de como signos, nos hallaríamos incursos en una violación de principios tanto de la física como del ejercicio interpretativo que ninguna consideración epigenética podría remediar.
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Información complementaria:
- Bustamante Segovia, D. (diciembre de 2023). Revista Stellium, Sobre la incompatibilidad de los signos enteros con la diversidad humana y las implicaciones de las dignidades esenciales. Núm. 16. págs. 42-61. https://www.revistastellium.com/?page_id=279
- Bustamante Segovia, D. (noviembre de 2023). SPICA. Sobre la incompatibilidad de los signos enteros con la diversidad humana y las implicaciones de las dignidades esenciales. Núm. 65. págs. 93-111.
- Morin de Villefranche. (2008). Book 18: The Astrological Houses. American Federation of Astrologers (AFA). Arizona, Estados Unidos.